Billones de dólares desperdiciados que podrían ayudar a enfrentar el cambio climático

Osos polares

El Banco Mundial presentó en días pasados el informe Detox Development: Repurposing Environmentally Harmful Subsidies, en español Desarrollo depurativo: Reorientación de los subsidios perjudiciales para el ambiente.

En dicho informe, se indica que se desperdician billones de dólares en subsidios destinados a la agricultura, la pesca y los combustibles fósiles, que podrían utilizarse como ayuda para enfrentar el cambio climático, en lugar de perjudicar a la gente y al planeta.

Sostienen que los gastos públicos directos a nivel mundial en los tres sectores mencionados alcanzan los USD 1250 billones al año, lo que se compara con una economía grande, como la de México. Para subsidiar el consumo de combustibles fósiles, los países gastaron alrededor de seis veces el monto que prometieron movilizar al año en favor de las energías renovables y el desarrollo con bajas emisiones de carbono, en virtud del Acuerdo de París.

El director senior del Banco, Axel van Trotsenburg, comentó que “La gente dice que no hay dinero para enfrentar el cambio climático, pero eso no es cierto. El dinero está, sólo que en los lugares equivocados”.  “Si logramos reorientar los billones de dólares que se gastan en subsidios ineficientes, y destinarlos a propósitos más provechosos y ecológicos, podremos abordar juntos muchos de los desafíos más apremiantes del planeta”.

Del informe se desprende que los subsidios gubernamentales destinados a disminuir de manera artificial el precio de los combustibles contaminantes, como el petróleo, el gas y el carbón, que alcanzaron los USD 577 000 millones en 2021, exacerban el cambio climático y provocan contaminación atmosférica, inequidad, ineficiencia y aumento de las cargas de la deuda. Reorientar estos subsidios podría liberar, como mínimo, medio billón de dólares para utilizar con propósitos más productivos y sostenibles.

No obstante, el problema abarca más que solo los gastos públicos directos, dado que en el informe, se evalúa el impacto perjudicial de los subsidios implícitos, que ascienden a USD 6 billones al año. Estos representan el costo supone para las personas y el planeta la contaminación, las emisiones de gases de efecto invernadero, los embotellamientos en las carreteras y la destrucción de la naturaleza, efectos que, en última instancia, son provocados por los subsidios.

Refleja el informe, que en el ámbito de la agricultura, los subsidios directos, que superan los USD 635 000 millones al año, conducen al uso excesivo de fertilizantes que deterioran el suelo y el agua, y perjudican la salud de los seres humanos. Los subsidios destinados a productos como la soja, el aceite de palma y la carne de res provocan que los agricultores avancen sobre los límites de los bosques y justifican el 14 % de la pérdida de bosques cada año.

Se desprende del informe, que los subsidios a la pesca, que superan los USD 35 000 millones al año, son factores claves que fomentan la disminución de las poblaciones de peces, las flotas pesqueras sobredimensionadas y la rentabilidad decreciente. Dado que la proteína de origen animal que consumen más de 1000 millones de personas pobres en el mundo proviene de los peces, es fundamental que las poblaciones de peces se restauren a niveles saludables.

Hay que mencionar que, la quema de petróleo, gas y carbón provoca 7 millones de muertes prematuras al año en todo el mundo, a causa de la mala calidad del aire que la gente se ve obligada a respirar. Las cargas recaen, en gran parte, sobre la población pobre.

Se concluye que para lograr una reforma exitosa de los subsidios, los Gobiernos deben compensar a los grupos más vulnerables por medio de programas de asistencia social, como la transferencia monetaria, y deberían ocuparse de aspectos como los siguientes:

  • Fomentar la aceptación pública por medio de la comunicación transparente.
  • Dar tiempo a las personas y las empresas para que se adapten.
  • Mostrar la manera en la que se reinvierten los ingresos liberados para respaldar el desarrollo a largo plazo.

Fuente: Banco Mundial.