Centro Comunitario en Singapur: Un modelo a seguir

Centro Singapur

No se trata de copiar por copiar o de aparentar utilizando la imagen positiva de otros. Podemos replicar modelos importados, adecuándolos a nuestra propia identidad nacional y a nuestra realidad socioeconómica. Obviamente, si vamos a reinventarnos, que sea replicando a los mejores. He pasado la mitad de mi vida, fuera del país y la mitad de esta, en Singapur.

Desde el primer momento que llegue a este país del sudeste asiático en la década de los noventa, he pensado mil veces, como Panamá podría ser, un mejor Panamá, viéndose en el espejo de Singapur. Mi esperanza y expectativas aumentaron de nivel, cuando participé dentro del equipo de negociación del tratado de libre comercio entre ambas naciones a principios de este siglo. Lamentablemente no ha sido suficiente. Nunca se trató de “copy paste (copiar y pegar)”. En realidad, es un proceso largo de asimilación, en el cual la voluntad política y la de cambiar para ser mejor, deben estar siempre alineadas. Que quede claro, ello nunca debería implicar el cambiar quienes somos, más si convertirnos en nuestra mejor versión.

Lo más difícil siempre es el por donde comenzamos. Quizás, este fin de semana pasado vi la luz. Por tercera vez, estando aquí, visite un Centro Comunitario-modelo, Our Tampines Hub (para que el lector lleve a cabo la búsqueda digital pertinente). Se trata de un centro logístico, el primero y más grande en su clase. Es un nodo integrado y de estilo de vida para la comunidad. El mismo atiende las necesidades de más de 225000 residentes de la vecindad en que se encuentra localizado y sirve a aquellos dentro de las comunidades cercanas. El sitio incluye áreas de aprendizaje y esparcimiento de carácter cultural, deportivas y de entretenimiento, al igual que de carácter comercial como farmacias, restaurantes y supermercados, por mencionar algunas. También sirve de sede a ciertas agencias gubernamentales. El sitio se extiende sobre un área de 5.7 hectáreas, con 232,000 metros cuadrados de construcción. Su administración se encuentra bajo una organización sin fines de lucro, People’s Association, con el respaldo institucional de las autoridades locales.

Lo realmente interesante de este modelo, es que además del componente económico que representa, su impacto social dentro de la comunidad es inmenso. Se trata de una iniciativa en que se activa relevantemente la responsabilidad social corporativa. Singapur presta especial atención a los miembros de su comunidad, los considerados como vulnerables. Ello incluye a aquellos con discapacidades, a jóvenes, mujeres y personas de la tercera edad. En Our Tampines Hub, estos grupos encuentran un nicho. Compréndase que no se trata de cumplir con una labor de beneficencia o por simple naturaleza compasiva. Su motivación debe ser el estricto reconocimiento que todo ciudadano es merecedor de una calidad de vida digna.

Los tres pilares de OTH son la centralización residencial, la optimización de las infraestructuras y de los recursos y la promoción de la titulación comunitaria a través de la interacción entre los miembros de un área residencial y sus alrededores. Se promueven: la creación de oportunidades dentro de un marco de ganar-ganar, el enriquecimiento físico y mental, la práctica consistente de empatía, el empoderamiento de los residentes y la constante evaluación de los resultados con la intención de permitir su innovación y renovación. Se utilizan políticas orientadas a la eco-sostenibilidad mediante el uso de energías renovables y el reciclaje de desperdicios con propósito comercial. Este proyecto comunitario utiliza sistemas de inteligencia digital, adecuadas con herramientas de tecnología de punta. El fin principal de esta iniciativa es lograr, practicas honestas y sanas de negocios, el voluntariado comunitario, el reconocimiento de la diversidad cultural entre los ciudadanos singapurenses, la conservación del medio ambiente y el ejercicio diario de sus valores cívicos y morales.

¿Cómo debe ser visualizado este modelo para Panamá? Primeramente, debe contar con el respaldo de la empresa privada, el de las entidades cívicas y del gobierno, tanto locales como las nacionales. Yo optaría por la creación de un patronato multi-sectorial, a fin de llevar a cabo su gestión. Debemos obviamente comprender la esencia y necesidad de desarrollar el concepto. La idea no es la de construir otro centro comercial. Recordemos que cite la responsabilidad social corporativa. Un centro comunitario como este, a pesar de tener un propósito comercial, debe ser por razones de sostenibilidad social. Toda renta, administrada por el patronato correspondiente, deberá ser manejada bajo una estricta rendición de cuentas y fiscalizada de manera transparente. Esta debe servir para reinvertir en el proyecto, permitiendo su crecimiento paulatino y sostenible. Los alquileres deberán ser cónsonos con el principio de ofrecer a los miembros de la comunidad, productos y servicios a precios accesibles. Sera necesario implementar una cultura de uso responsable de este bien común, como dicta la sabia disposición de nuestro código civil, como un buen padre de familia. Es vital crear la cultura de preservar nuestros bienes con orgullo. Los parámetros de seguridad que sean utilizados deberán garantizar que las instalaciones jamás sean vandalizadas.

Para llevar a cabo esta iniciativa en el istmo, requeriremos de un consenso de todos los grupos políticos de manera que se legisle una normativa solida alrededor de la creación de este concepto en Panamá. Dicha regulación deberá incluir incentivos cónsonos. El Estado deberá aportar las tierras a fin de construir la estructura sobre esos terrenos. Tanto las autoridades municipales y nacionales, la banca local y extranjera, los gremios empresariales, los clubes cívicos, los lideres naturales comunitarios, al igual que todo ciudadano con la suficiente sensibilidad social de entender cuan necesaria es su ejecución, deberá formar parte de esta.

Un Centro Comunitario Istmeño activaría la economía y se convertirá en un generador de empleos importante. Esta idea haría posible el emprendimiento de cientos de jóvenes en busca de oportunidades. También se convertiría en una forma de ahorro para el segmento de la población de escasos y limitados recursos. La construcción de canchas de juego bajo techo y gimnasios promovería aún más la práctica de disciplinas deportivas. De la misma forma de podrían erigir espacios para la escenificación de obras teatrales, danzas folclóricas, conciertos y demás expresiones de carácter artístico y cultural. Mas aun, se puede llegar a convertir en una atracción para el deleite de aquellos visitantes de otras provincias y del exterior del país.

Para una iniciativa como esta, la implementación de ideas no tendría limite. Un primer paso sería visitar Singapur y poder ponderar lo aquí sugerido. Estoy totalmente seguro de que tanto las autoridades singapurenses como los administradores de Our Tampines Hub, estarían dispuestos a colaborar con Panamá para hacer esta propuesta realidad. Todo lo que falta ahora es la voluntad de panameños visionarios para hacer nuestro hub comunitario una realidad.

Escrito de Opinión por el Licenciado Rodrigo Chiari Álvarez: Asistente Legal en VALLARINO, VALLARINO Y RIVERA (Panamá), Investigador Jurídico para el Banque Nationale de Paris (PANAMA),  Gerente de producción de serie tv Panama Jackpot (Panamá), Licenciado En Derecho y Ciencias Políticas de La Usma, Asesor Legal (IPAT), Juez Suplente  de Tránsito (Panamá), Oficial de Documentación de Secnaves (Singapur), Traductor Multiple Bajo Latinasia (Singapur), Gestor de Asuntos Marítimos Bajo Panama Overseas (Singapur), Director Interino de Gente de Mar(Amp), Secretario General (Autoridad Marítima De Panamá), Embajador y Cónsul de Panamá (SUDÁFRICA), Cónsul Honorario de Sudáfrica (Panamá), Director/Productor Creativo en Rodway Productions (Sudáfrica), Editor Ejecutivo de Embassy Direct (SUDÁFRICA), Asesor Editorial De Diplomatic Network (Asia)(Singapur).