Antecedentes: el acuerdo de seguridad de 1974 entre EE. UU. y Arabia Saudita
En los años setenta, la situación en Oriente Próximo era volátil, con conflictos recientes como la guerra del Yom Kippur de 1973. La OPEP, liderada por Arabia Saudita, impuso un embargo petrolero contra países que apoyaron a Israel, desencadenando una crisis económica global. Henry Kissinger, asesor de seguridad de la Casa Blanca, había advertido sobre el uso del petróleo como «arma política» y, tras la crisis, EE. UU. y Arabia Saudita firmaron un acuerdo el 8 de junio de 1974. Este acuerdo estableció una cooperación económica y militar que incluía la venta de armamento y programas de entrenamiento para modernizar las fuerzas armadas saudíes. La visita de Nixon y Kissinger a la región reafirmó esta alianza y discutió la seguridad regional y el conflicto árabe-israelí.
Desarrollo de los acontecimientos
El acuerdo de 1974 fue puesto a prueba por diversos eventos, siendo uno de los más críticos los atentados del 11 de septiembre de 2001, que afectaron la percepción pública de Arabia Saudita en EE. UU. A mediados de 2020, las relaciones comenzaron a deteriorarse notablemente cuando Arabia Saudita bajó los precios del petróleo en medio de la recesión por la pandemia de COVID-19. Esto perjudicó a los productores estadounidenses de esquisto, lo que provocó tensiones adicionales. La administración de Trump mantuvo las relaciones gracias a su enfoque de negocios, mientras que la llegada de Biden en 2021 empeoró la relación debido a su postura idealista y el interés en retomar el acuerdo nuclear con Irán y resolver el conflicto en Yemen.
China aprovechó esta crisis para fortalecer sus vínculos con Arabia Saudita, consolidando una cooperación en diversos sectores. En la primavera de 2023, Irán restableció relaciones con Arabia Saudita, mediado por China, lo que benefició económicamente a Arabia Saudita y su proyecto Vision 2030. EE. UU. reaccionó con la iniciativa IMEC (India-Middle East-Europe Corridor), presentada en la cumbre del G20 en septiembre de 2023, como un intento de contrarrestar la influencia china en la región.
A pesar de la reactivación del conflicto entre Hamás e Israel en Gaza en octubre de 2023, las relaciones entre Arabia Saudita e Irán no se vieron afectadas. Arabia Saudita utilizó la producción de petróleo como herramienta geopolítica, incrementando su suministro a Israel y colaborando con Rusia para mantener los precios del petróleo. En 2024, Arabia Saudita se unió a los BRICS, fortaleciendo su independencia de EE. UU. y diversificando su economía.
El fin del acuerdo y las consecuencias globales
El 9 de junio de 2024, expiró el acuerdo de los petrodólares sin renovación por parte de Arabia Saudita, lo que le permite vender petróleo en múltiples monedas, debilitando la primacía del dólar. Arabia Saudita se unió al proyecto mBridge para crear una moneda digital de múltiples bancos centrales, basada en tecnología de contabilidad distribuida, evitando el sistema SWIFT. Este cambio podría crear un nuevo sistema de pagos globales, alejado de la influencia estadounidense.
EE. UU. podría enfrentar desafíos adicionales si en 2025 se lanza la proyectada moneda de los BRICS, conocida como R5. Rusia e Irán buscan evitar la dominancia china en este sistema, proponiendo alternativas como BRICS Pay y reforzando sus propios sistemas de transacciones.
Las posibles vías de negociación
La nueva posición de Arabia Saudita le otorga una ventaja negociadora sobre EE. UU. A nivel internacional, no es necesario que EE. UU. reconozca a Israel para lograr concesiones, pero sí alinearse en ciertos temas. En defensa, Arabia Saudita busca mantener su superioridad regional y podría adquirir aviones F-35 y otros armamentos estadounidenses, así como sistemas de defensa antiaérea como el Iron Dome y Arrow-3 de Israel.
Las elecciones presidenciales en EE. UU. también influirán en las negociaciones, con Arabia Saudita posiblemente prefiriendo a Trump. Sin embargo, ambos candidatos podrían adaptarse al uso de criptomonedas, un tema alineado con los intereses saudíes.
En resumen, el final del acuerdo de los petrodólares representa un cambio hacia un mundo multipolar donde EE. UU. debe adaptarse a nuevas realidades económicas y digitales. Arabia Saudita, por su parte, se posiciona como líder regional, equilibrando sus relaciones con EE. UU., China, y Rusia para asegurar su estabilidad y crecimiento económico, mientras explora nuevas oportunidades en el ámbito digital y de defensa.
Fuentes:
- CASTRO TORRES, José Ignacio. El fin de los petrodólares y el declive occidental. Documento de Análisis IEEE 44/2024. https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2024/DIEEEA44_2024_JOSCAR_Petrodolares.pdf (Consultado 29/07/2024)