Una de las figuras más preclaras desde el inicio de nuestra política e incipiente República de Panamá lo fue el brillante abogado, político y periodista Don Carlos Antonio Mendoza Soto, nacido el 31 de octubre de 1856 en el arrabal santanero en las afueras de la antigua ciudad amurallada de Panamá, hijo del matrimonio formado por Juan Mendoza Herrera y Josefa Soto. Hizo sus estudios primarios en Panamá, continuó con sus estudios secundarios en Bogotá. Su padre, Juan Mendoza Herrera, fue abogado, Senador por Panamá y cercano colaborador de Buenaventura Correoso, uno de los caudillos liberales más destacados de Santa Ana así como recordado militar y educador panameño, quien consiguió la beca utilizada por Carlos Antonio Mendoza para sus estudios superiores. Así, éste logró el título de Doctor en Derecho en las universidades del Rosario y la Nacional de Colombia, con lo cual alcanzó una gran formación jurídica y ser un fogoso orador, además de periodista combativo. A los 26 años contrajo nupcias con Rita Barsallo, con quien tuvo una hija. Posteriormente tuvo cinco hijos con Ernestina Barsallo.
Desde su formación universitaria, Carlos A. Mendoza abrazó los principios del liberalismo, defendiendo siempre la igualdad de derechos frente a una realidad de fueros y de castas. En 1892, defendió con sus alegatos y como jurista al líder indígena Victoriano Lorenzo en su caso de homicidio en defensa propia, ocurrido cuando el Corregidor Pedro de Hoyos, quien cobraba diezmos arbitrarios a la comunidad indígena, atacó a Victoriano con la intención de matarlo y éste al defenderse mató a de Hoyos. Mendoza culpó al Estado colombiano por su tolerancia ante abusos a la población, debido al abandono en el que mantenía a los istmeños más humildes.
El Dr. Carlos A. Mendoza fue director de periódicos de corte político y literario y participó en la Guerra de los Mil Días en el Istmo de Panamá, junto a Belisario Porras, Eusebio A. Morales, el General Benjamín Herrera y Domingo Díaz, entre otros. El Dr. Mendoza fue emblema de la dignidad y el patriotismo de los panameños en todo momento. Esta Guerra de los Mil Días se desarrolló desde el 17 de octubre de 1899 hasta el 22 de noviembre de 1902 entre liberales y conservadores nacionalistas colombianos y fue la introducción a la cadena de sucesos posteriores que llevaron a la independencia de Panamá de Colombia el 3 de noviembre de 1903. El Dr. Carlos A. Mendoza, el Dr. Eusebio A. Morales y el General Emiliano Herrera fueron nombrados jefes militares y colaboradores por el Dr. Belisario Porras en el desembarco del 30 de marzo de 1900 de Punta Burica, Chiriquí, con hordas armadas procedentes de Nicaragua y estuvieron al frente de la guerra en el Istmo de Panamá. Esta confrontación finalizó el 21 de noviembre de 1902 con el Tratado de Wisconsin.
El Dr. Carlos A. Mendoza respaldó el movimiento independentista de Panamá de Colombia en 1903. Intervino en la redacción del Acta de Independencia en asocio con el Dr. Eusebio A. Morales, por encargo de Don José Agustín Arango. Al establecerse la primera Junta de Gobierno Provisional, ésta nombró al Dr. Carlos A. Mendoza, miembro del Partido Liberal, como Secretario de Justicia, el primero de la República de Panamá. Por otro lado, fue miembro de la Convención Nacional Constituyente, que instaló nuestra primera Constitución Nacional de 1904, dictada el 13 de febrero de 1904 y promulgada el 20 de febrero del mismo año. La misma Convención Nacional eligió al Dr. Manuel Amador Guerrero como Primer Presidente de la República y al Dr. Pablo Arosemena, Don José Domingo de Obaldía y Dr. Carlos A. Mendoza como Primero, Segundo y Tercer Designados (Vicepresidentes) a la Presidencia de la República respectivamente.
Es importante destacar que el Dr. Carlos A. Mendoza, como miembro de la Convención Nacional Constituyente de 1904, se opuso y combatió la denominada Enmienda Platt, que permitía la injerencia de Estados Unidos en Panamá para restablecer el orden constitucional de la república y garantizar la paz y sus objeciones quedaron reflejadas al aprobarse el Artículo 136 de nuestra primera Constitución Nacional de 1904, propuesto por Tomás Arias, que permitía la intervención estadounidense en nuestro país.
El Dr. Mendoza tuvo una fructífera carrera política, ocupando altos cargos políticos, entre otros Gobernador de la capital, Secretario de Hacienda en el gobierno de José Domingo de Obaldía, a quien apoyó en su candidatura presidencial de 1908. Además fue Diputado de la Asamblea Nacional por la Provincia de Panamá, desde donde también sirvió a los altos intereses del país. Fue redactor del Código Civil, del Código Penal y del Código Administrativo, además de creador de la ley que estableció la Organización Judicial. Fue también Magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Panamá.
En 1908, cuando la Asamblea Nacional de Diputados tenía la facultad de elegir a los Designados (Vicepresidentes) a la Presidencia de la República, fueron elegidos Don José Agustín Arango –del Partido Conservador- como Primer Designado y Don Carlos A. Mendoza –del Partido Liberal- como Segundo Designado. Los designados eran elegidos por un periodo de dos años. Don José Agustín Arango, Primer Designado, falleció el 19 de mayo de 1909 en la ciudad de Panamá. Posteriormente, el Presidente titular, Don José Domingo de Obaldía, falleció el día 1 de marzo de 1910. Así, ya que el Primer Designado Arango había fallecido previamente, le correspondió al Dr. Carlos A. Mendoza asumir el cargo de Presidente hasta culminar su propia elección como Designado en 1910, aunque el período presidencial del Presidente de Obaldía no culminaba hasta 1912. Se convierte entonces del Dr. Carlos A. Mendoza en el primer presidente liberal y tercero de la república. Debido a que el período el Dr. Mendoza debía terminar el 30 de septiembre de 1910, inmediatamente inició sus gestiones con el propósito de reelegirse de conformidad con la Carta Magna que requería a la Asamblea Nacional de Diputados elegir nuevos Designados a la Presidencia por dos años, a partir del 1 de octubre de 1910 hasta el 30 de septiembre de 1912 fecha ésta en que vencía el período presidencial del difunto Presidente Don Domingo de Obaldía. El Partido Conservador, al que en vida pertenecieron Don José Domingo de Obaldía y Don José Agustín Arango, reaccionó bruscamente al sentirse desplazado por la afiliación del Dr. Mendoza al Partido Liberal. Los conservadores que no apoyaban las aspiraciones del Dr. Mendoza propusieron en vez la candidatura de Don Samuel Lewis. Por su parte, Sr. Richard O. Marsh, Encargado de Negocios de los Estados Unidos en Panamá, y funcionario racista, se oponía a la reelección del Dr. Mendoza como Designado a la Presidencia, alegando que su reelección violaba la Constitución Nacional y, por otro lado, respaldaba de manera directa la candidatura de Don Samuel Lewis, por considerarlo el más amistoso para los intereses de Estados Unidos. De igual forma, el Sr. Marsh apoyaba al nuevo candidato liberal, Dr. Belisario Porras, quien también hacía gestiones para participar en la contienda política.
Todas estas intromisiones en la política del país, tan pobremente disimuladas por el Sr. Richard Marsh, resultaron en su destitución por el Presidente Republicano William Taft, sin embargo, el Departamento de Estado también se opuso a la reelección del Dr. Carlos A. Mendoza, igualmente argumentando que su reelección violaba la Carta Magna panameña de 1904.
Ante tantos obstáculos que lo afectaron tanto en lo personal como en lo político, el Dr. Carlos A. Mendoza se vio forzado a abandonar su aspiración de reelección como Designado a la Presidencia y retiró su candidatura el 27 de agosto de 1910. Finalmente, el 14 de septiembre de 1910 la Asamblea Nacional eligió como Primer Designado para el bienio 1910-1912 a Don Pablo Arosemena –Partido Liberal-, a quien le tocaría asumir la Presidencia de la República en reemplazo del difunto Don Domingo de Obaldía, como Segundo Designado a Don Federico Boyd y como Tercer Designado a Rodolfo Chiari. Al momento de su elección como Primer Designado, Don Pablo Arosemena ejercía el cargo de Embajador de Panamá en Chile y durante su traslado a Panamá por vía marítima asumió la Jefatura del Estado el Segundo Designado, el también liberal Don Federico Boyd. Don Pablo Arosemena asumió la Presidencia de la República en su calidad de Primer Designado el 5 de octubre de 1910.
El Dr. Carlos A. Mendoza tuvo una efímera gestión presidencial de apenas siete meses. En el trayecto de su administración atendió muchas necesidades de las provincias de Bocas del Toro, Chiriquí, Panamá y Colón, donde fundó dos escuelas. En su afán de ver la educación como el motor de desarrollo de la sociedad panameña, promovió la apertura de escuelas en beneficio de las mayorías del país, principalmente para asegurar la educación en favor de los más necesitados. Apoyó también escuelas experimentales de agricultura. Hizo hincapié en el desarrollo de la cultura, la educación laica, la economía en los gastos del país y la pureza en la administración pública.
Durante su administración, el 17 de marzo de 1910, se firmó en la capital estadounidense de Washington, D.C. el Convenio Anderson-Porras por el cual tanto Panamá como Costa Rica aceptaron la mediación estadounidense en el conflicto limítrofe entre las dos naciones.
El Dr. Carlos A. Mendoza dio su aprobación para hacer un estudio para la construcción del Ferrocarril Chiriquí-Panamá. También prestó atención a la economía y reorganizó la hacienda nacional. En cuanto a obras públicas, se realizaron en las cabeceras de provincias debido a que muchas de las comunidades del interior estaban desatendidas.
De importancia es recordar que el Dr. Mendoza, junto a Eusebio A. Morales y Domingo Díaz, aportó el respaldo popular que requirió el movimiento independentista de 1903.
Este ilustre liberal del arrabal santanero fue uno de los promotores de nuestra vida republicana y figura irrefutable entre aquellos prohombres de la patria que idearon los cimientos de nuestra nacionalidad. Cuando ocupó cargos públicos, en todo momento los ejerció con el más intenso patriotismo, sin pensar en sus particulares intereses. Se caracterizó por ser un hombre veraz y cabal, quien favoreció persistentemente la integridad, libertad y justicia. Debemos tener presente su vida y su legado con agradecimiento imperecedero a este ilustre prócer, cuyo respeto es inmensamente merecido por parte de todos los panameños sin distintos de ninguna naturaleza.