El 28 de abril de 2025 se dio un apagón masivo que dejó sin electricidad a casi toda la España peninsular y Portugal, además de algunas zonas del sur de Francia. Todo empezó alrededor de las 12:33 p. m. (hora local), y ciudades como Madrid, Barcelona, Lisboa y Oporto, así como regiones como Andalucía, Cataluña y el País Vasco, quedaron completamente sin luz. Las islas Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla no se vieron afectadas. Algunas zonas del sur de Francia que están conectadas con la red española (como el País Vasco francés) también tuvieron apagones breves.
En total, se estima que entre 35 y 60 millones de personas se quedaron sin electricidad. Los medios lo describieron como algo “sin precedentes” y “rarísimo” para Europa.
Al principio no se sabía bien qué había pasado. Rápidamente se descartó que fuera un ciberataque o sabotaje. Las autoridades españolas dijeron que no había información concluyente ni señales de algo sospechoso. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mencionó que hubo una “fuerte oscilación” en la red eléctrica europea que parece haber causado el colapso. Desde Portugal, el operador REN también habló de una gran fluctuación de potencia, y apuntó a que probablemente un fenómeno atmosférico inusual —como cambios extremos de temperatura en el interior de España— pudo haber sido el detonante. Expertos europeos también confirmaron que no había señales de sabotaje ni ataque alguno.
Algunos medios mostraron imágenes de tormentas eléctricas justo antes del apagón, lo que refuerza la idea de que todo fue provocado por el clima y no por un ataque. Aunque la causa exacta seguía bajo investigación, los expertos coincidieron en que se trató de una oscilación eléctrica extrema que comenzó en la red ibérica.
¿Qué tan grande fue el impacto?
Prácticamente toda la península ibérica quedó sin luz en minutos. Lisboa se quedó completamente a oscuras, y más de 750 mil usuarios portugueses recuperaron el servicio poco a poco durante la tarde. En España, la luz volvió primero al País Vasco y Barcelona, y luego llegó a partes de Madrid al caer la noche. Para media tarde, ya había nueve comunidades autónomas con el servicio parcialmente restablecido.
El apagón afectó fuertemente el transporte. En Madrid, los semáforos dejaron de funcionar y eso causó un caos total en el tráfico. Varias líneas del metro se pararon y tuvieron que evacuar a cientos de personas atrapadas en los vagones o en ascensores. Más de 30 mil pasajeros quedaron varados en trenes de media y larga distancia. Renfe suspendió todos sus servicios. Los aeropuertos de Lisboa y Oporto también se vieron afectados, y el de Lisboa incluso cerró por varias horas.
Ya en la noche, muchos semáforos seguían apagados. La gente salía con linternas o con la luz del celular para poder caminar, comprar en el súper o simplemente moverse por la ciudad.
En general, el apagón afectó toda la vida cotidiana y la actividad comercial. El transporte público se paralizó, hospitales en Madrid y Cataluña suspendieron operaciones no urgentes y pasaron a funcionar con plantas eléctricas. Se hicieron más de 280 rescates solo en Madrid, entre ascensores, estacionamientos y otros lugares donde la gente quedó atrapada. Las gasolineras no podían despachar combustible, y muchos juzgados y oficinas públicas tuvieron que cerrar temporalmente.
En cuanto al comercio, muchas refinerías pararon por precaución, y cadenas como Lidl e IKEA cerraron sus tiendas en las zonas afectadas. En los supermercados la gente hacía compras de emergencia usando linternas, y se formaron largas filas para pagar. Aunque los bancos y cajeros tenían energía de respaldo, muchas personas encontraron las pantallas apagadas o los servicios funcionando muy lento.
Todo quedó paralizado: trenes, vuelos, hospitales, casas y negocios. Muchos comercios tuvieron que cerrar o seguir trabajando de forma manual. Aun así, la gente buscó cómo seguir adelante: usaban sus celulares como linternas, salían a la calle para ayudarse entre sí, dirigían el tráfico o compartían noticias por radio.
Este apagón fue un evento muy raro en Europa. Se llegó a comparar con el apagón de Italia en 2003 o el de Europa Central en 2006. La rapidez y la magnitud del fallo encendieron las alarmas sobre la capacidad de las redes eléctricas para resistir eventos extremos. España genera alrededor del 43 % de su energía con fuentes renovables (20 % nuclear y 23 % fósil), y esta fue una prueba de fuego para su sistema.
Desde lo político, el tema también llamó bastante la atención. Ya había preocupación en Europa por la seguridad de infraestructuras clave (ese mismo mes hubo un incendio en el aeropuerto de Heathrow). Aunque se descartó cualquier tipo de ataque, tanto España como la Unión Europea anunciaron investigaciones oficiales a través de sus agencias de inteligencia y ciberseguridad.
En resumen, el apagón del 28 de abril fue un momento crítico para las redes eléctricas de España y Portugal. Dejó a millones sin electricidad, interrumpió por completo la vida diaria y obligó a una respuesta urgente en todos los niveles. Aunque no fue provocado por un sabotaje, dejó claro que condiciones extremas pueden afectar incluso a las redes eléctricas más modernas y preparadas.
Fuentes consultadas:
- Le Figaro avec AFP. (2025, 29 de abril). Panne de courant en Espagne et au Portugal : l’électricité rétablie dans près de 90% des foyers, les causes du black-out toujours inconnues. Le Figaro. https://www.lefigaro.fr/conjoncture/panne-de-courant-en-espagne-et-au-portugal-l-electricite-retablie-dans-pres-de-90-des-foyers-les-causes-du-black-out-toujours-inconnues-20250429
- Nierenberg, A., Wolfe, J., Carrasco, T., & Chaundler, R. (2025, 28 de abril). Spain and Parts of Portugal and France Hit by Widespread Power Outage. The New York Times. https://www.nytimes.com/2025/04/28/world/europe/power-outage-spain-portugal-france.html