Nuestro país, que se encuentra en los albores de un torneo electoral, pasó por alto un ejercicio democrático llevado a cabo el domingo en la República de Chile, en el cual se han escogido de la manera más transparente posible a un grupo de cincuenta personas, entre hombres y mujeres, que tendrán como tarea principal redactar una nueva constitución que rija los destinos de ese país para los próximos años.
Dentro de la estructura para este trascendental proceso, juiciosamente, se convocaron expertos en la normativa constitucional para que prepararan un documento base de trabajo y evitar el caos que se generó hace unos meses cuando el pueblo chileno rechazó de manera contundente el proyecto presentado por el gobierno encabezado por el presidente Gabriel Boric.

El ejercicio constitucional que ahora se está gestando, en realidad de verdad, ha sido aprovechado por los partidos de oposición, especialmente la derecha radical y la derecha moderada para lograr una votación anticipada y ha derrotado de manera contundente a este bisoño gobierno que tiene una aceptación paupérrima debido a su errático actuar, particularmente en la protección en los bienes y derechos de los chilenos que hoy en día están a merced de la delincuencia internacional y al trasiego de personas que han llegado de Perú, Venezuela y otros países lejanos a Chile.
Hace unas semanas el gobierno de turno cesó a quince viceministros del gabinete y a varios ministros que no dieron la talla en su función de gobierno.
Algo muy parecido a lo que ha ocurrido recientemente en Colombia, donde el presidente Gustavo Petro ha despedido a ocho ministros de su gabinete.

Este fracaso de Gustavo Petro, ha traído como consecuencia inmediata una pérdida de popularidad ya que, en nueve meses, apenas un treinta por ciento de los colombianos respaldan su gestión presidencial.
Recientemente durante la conmemoración del día del Trabajo, Petro ha llamado a las fuerzas populares para que se tomen el poder público en vista de que, a su juicio, el poder legislativo no le ha permitido hacer realidad su proyecto político de modificación en los ámbitos laborales, de salud, de educación, de transformación energética, entre otros.
Es decir, que en ambos países la conducción del gobierno ha resultado en un fiasco y la población ha percibido que la nave del Estado, se encuentra en manos de unos aprendices fracasados que carecen de idoneidad para liderar un gobierno.
Regresando a Chile, llama la atención que sea el partido republicano, de extrema derecha quien haya triunfado en la elección del equipo que redactará la Constitución.
Ello significará que un gobierno con prevalencia de izquierda y de algunos sujetos de la izquierda radical y del partido comunista, tengan que contentarse con una Constitución estructurada por una derecha radical y moderada.
Por ello, la realidad chilena resulta interesante desde un punto de vista analítico, porque de manera espontánea, se tendrá que mover el péndulo de los extremos para alcanzar una sociedad en la cual se pueda vivir y crecer.
Curiosamente el gobierno del presidente Boric tiene todavía varios años para gobernar y he allí donde podría surgir un nuevo Pacto Social que reduzca las grandes desigualdades que todavía prevalecen en ese país y recupere la posición que mantuvo durante varias décadas de interacción entre los gobiernos socialistas, pero bajo una Constitución desfasada del gobierno de Augusto Pinochet.
Será interesante seguir el curso de este laboratorio político para aprender de cambios dentro de la democracia y la alternabilidad del poder.
Amanecerá y veremos…